Los problemas emocionales y de conducta en la infancia pueden manifestarse de formas muy diferentes. Algunas de las señales que pueden indicar que un niño necesita apoyo psicológico son:
- Cambios bruscos de conducta: pasar de estar tranquilo a mostrarse irritable, desafiante o agresivo con facilidad.
- Rabietas intensas y frecuentes: enfados desproporcionados para la situación, que cuesta mucho calmar.
- Tristeza o desánimo continuado: el niño se muestra apagado, sin ganas de jugar o participar en actividades que antes disfrutaba.
- Miedos y preocupaciones excesivas: miedo a separarse de los padres, temor a dormir solo, a ir al colegio o a que “pase algo malo”.
- Ansiedad física: quejas recurrentes de dolor de barriga, cabeza o malestar antes de ir al colegio o ante situaciones que le generan nervios.
- Dificultades de atención y concentración: le cuesta seguir las tareas, se distrae con facilidad o no termina lo que empieza.
- Problemas de sueño: dificultad para conciliar el sueño, despertares nocturnos frecuentes o pesadillas.
- Aislamiento social: preferir jugar solo, evitar a otros niños o mostrar dificultades para hacer y mantener amistades.
- Regresión en conductas: volver a hacerse pis en la cama, hablar como cuando era más pequeño o reclamar más dependencia de lo habitual.
- Cambios en el rendimiento escolar: bajada de notas, falta de interés por aprender o conflictos frecuentes en el aula.